La importancia del ADN Forense y las pruebas genéticas

El ADN forense y las pruebas genéticas se transformaron en el punto inflexión para resolver crímenes e identificar asesinos en serie. Un claro ejemplo de la importancia de esto se dio en Francia donde a partir del análisis genético descubrieron la identidad de un asesino serial tras 35 años de investigaciones.

Laboratorio forense

En el laboratorio forense se usan técnicas para identificar individuos en base al estudio de su ADN. El hecho de emplear el análisis de ADN para identificar a una persona parte de un argumento sencillo. Cada ser humano es diferente; 2 personas pueden ser aproximadamente parecidas, sobre todo entre familiares cercanos, pero nunca son idénticos, salvo en el caso de los gemelos univitelinos.

El análisis de ADN forense es un conjunto de técnicas utilizadas para detectar sectores en la cadena de ADN que son variables en la población

Esta subespecialidad se centra esencialmente en 3 áreas:

Investigación de la paternidad
Criminalística: Asesinato y delitos sexuales.
Identificación: Restos cadavéricos o bien personas desaparecidas

Identificación del temible asesino francés

Conforme publica la prensa francesa, un agente retirado de la policía, confesó un poco antes de morir ser el homicida conocido como «Le Grêlé», que en castellano podría traducirse como el hombre de las cicatrices en la cara. Identificado como François Vérove, su ADN forense se corresponde con varias muestras encontradas en el sitio de los crímenes.

Sus asesinatos y violaciones conmocionaron a los parisinos entre 1986 y mil novecientos noventa y cuatro, pero ninguno había podido ser resuelto hasta el momento.

Entre los crímenes que se le imputan está el asesinato de la niña Cécile Bloch, de once años, desaparecida después de no acudir a la escuela en mil novecientos ochenta y seis.

El caso llevaba años en un cajón, hasta el momento en que un juez decidió últimamente enviar cartas a setecientos cincuenta gendarmes de la Policía Militar destinados en la región de la ciudad de París en la época de los crímenes.

El sospechoso, de 59 años, había pertenecido a la Policía Militar antes de ingresar en la policía y después retirarse. La policía lo citó el 24 de septiembre a fin de que entregase muestras de su ADN cinco días después. El veintisiete su mujer denunció su desaparición.

Por último se encontró su cadáver en un apartamento alquilado en Grau-du-Roi, en la costa mediterránea, así como una nota de suicidio. Los estudiosos aseguran que sus muestras de ADN forense coinciden con las halladas en algunos de los lugares donde el asesino de las cicatrices cometió sus crímenes.

El contenido de la nota que dejó no se ha hecho público, pero informaciones en la prensa francesa aseguran que en ella confesó haber experimentado «impulsos previos» si bien afirmaba haberse recuperado. Aparentemente, reconocía haber cometido asesinatos sin detallar de las víctimas o de las circunstancias.

Las muestras de ADN vincularon además a Bloch con otros asesinatos y violaciones.

Entre ellos estaba el homicidio en mil novecientos ochenta y siete de Gilles Politi, de 38 años, y su niñera, la alemana Irmgard Müller.

Informes locales indicaron que asimismo estuvo implicado en el asesinato en 1994 de Karine Leroy, de 19 años, que fue hallada muerte en el linde de un bosque más de un mes una vez que hubiera desaparecido mientras que se dirigía a la escuela.

El letrado Saban cree que el asesino había hecho todo lo que resulta posible por no dejar su ADN en los lugares de sus crímenes. Mas ahora que su identidad se ha desvelado, el letrada desea que se reabran los casos sin resolver en los que no se usaron las técnicas de ADN forense.

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