El síndrome de Asperger, es un diagnóstico utilizado anteriormente en el espectro del autismo. En 2013, se convirtió en parte de un diagnóstico general de trastorno del espectro autista (TEA) en el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales 5 (DSM-5) .
Las habilidades típicas del lenguaje verbal y la capacidad intelectual distinguen el síndrome de Asperger de otros tipos de autismo.
El síndrome de Asperger generalmente implica:
- Dificultad con las interacciones sociales.
- Intereses restringidos
- Deseo de uniformidad
- Puntos fuertes distintivos
Las fortalezas pueden incluir:
- Concentración y persistencia notables.
- Aptitud para reconocer patrones.
- Atención a los detalles
Los desafíos pueden incluir:
- Hipersensibilidades (a luces, sonidos, sabores, etc.)
- Dificultad con el toma y daca de la conversación
- Dificultad con las habilidades de conversación no verbal (distancia, volumen, tono, etc.)
- Movimientos descoordinados o torpeza.
- Ansiedad y depresión
Las tendencias descritas anteriormente varían ampliamente entre las personas. Muchos aprenden a superar sus desafíos aprovechando sus fortalezas.
Aunque el diagnóstico del síndrome de Asperger ya no se usa, muchas personas diagnosticadas previamente todavía se identifican fuerte y positivamente con ser un «Aspie».
Terapias y servicios del sindrome de Asperger
La terapia cognitiva conductual puede ayudar a abordar la ansiedad y otros desafíos personales.
Las clases de capacitación en habilidades sociales pueden ayudar con las habilidades de conversación y la comprensión de las señales sociales.
La terapia del habla puede ayudar con el control de la voz.
La fisioterapia y la terapia ocupacional pueden mejorar la coordinación.
Los medicamentos psicoactivos pueden ayudar a controlar la ansiedad, la depresión y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) asociados.